El otoño es una época de transformación, donde nuestro sistema nervioso tiende a desequilibrarse. Los días se acortan, baja la temperatura y nos sentimos más pesados.
Al igual que la naturaleza debemos cambiar nuestros hábitos para ayudar a nuestra mente a encontrar calma y a nuestro cuerpo limpiarse y liberarse de las toxinas acumuladas durante el verano.
Si no canalizamos cómo debe ser nuestras energías, el cansancio y agotamiento con el que podemos llegar en invierno puede ser muy grande. La práctica de yoga ayuda a equilibrar y suministrar esas energías, al mismo tiempo que nos ayuda a desarrollar todo el potencial que llevamos cada uno dentro.
En otoño, adaptaremos esta práctica estimulando mucho la capacidad de los pulmones, encargados de captar la energía vital, nutrir el cuerpo con el oxigeno y eliminar las toxinas. También es momento de estimular el intestino grueso para favorecer una buena digestión. Posturas de pie, como el triangulo, el héroe, practicar el saludo al sol.......nos ayudarán mucho .